Rumbo a Los Dolores
En Lanzarote, cada año por estas fechas despedimos de Los Remedios y fijamos la mirada en Mancha Blanca, la gran celebración isleña.
La tradición recoge que los vecinos y vecinas de Tinajo, ante el temor de que las corrientes de lava procedentes de las erupciones que se produjeron entre 1730 y 1736 afectaran a sus casas, rogaron a la Virgen de Los Dolores su intersección.
El milagro se produjo y las lavas detuvieron su avance; de ahí la promesa de construir un templo en su honor.
La población regresó a sus vidas una vez pasó el peligro, hasta que, años algunos más tarde, la Virgen se le aparece a una niña y le recuerda la promesa. Fue así como se comienza a construir la ermita, obra que concluye en 1782.
El edificio presenta una sola nave con fachada clásica compuesta por un arco de medio punto en la entrada principal y el frontón triangular del campanario. Entre el presbiterio destaca la cúpula con una linterna formada por arcos trilobulados.
Cerca de este recinto se construyó un aljibe para almacenar las aguas de lluvia, que aún hoy se conserva en buen estado.
